Don Pedro Henríquez Ureña es una figura cimera de las letras nacionales que con su alta vocación literaria impregnó el nombre de la Patria en el amplio sitial de la Literatura Universal, rebosándonos de noble orgullo.
El homenaje a Don Pedro todavía sigue inconcluso, casi un decenio ha transcurrido de la publicación de sus Obras Completas, pero de la realización de la plenitud no se hace gran obra. No se escucha aun el vivo grito de intelectuales y estudiantes de “viva” Pedro Henríquez Ureña.
Yo he revisado los nombres de todas las provincias del país y puedo decir con certeza que ninguno se relaciona directamente a la literatura dominicana, a excepción de Duarte, que fue un forjador de cultura y filosofía.
Me sentiría muy orgulloso que el nombre de la provincia más cercana a la ciudad capital llevara en su frente el altivo nombre de Don Pedro Henríquez Ureña, un hombre de verdadero dechado, de muy honrosa familia, de escritores y estadista, que no solo este en la Biblioteca Nacional, también en algo más que una institución nacional como por ejemplo una provincia.
Pedro, Max, Camila, Doña Salomé, Don Francisco y Don Federico siempre serán reflejados en la nacionalidad dominicana como ejemplos de sagrada humildad y amor.
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