jueves, 22 de diciembre de 2011

LOS CONCURSOS LITERARIOS TRADICIONALES

Muchas personas se muestran reacias a participar en un concurso literario porque se sienten menospreciadas al momento de no ser premiadas.

Y cuando el veredicto se impone como inapelable esa es el golpe duro de la vida, no poder contestar, pues inapelable significa que si protestas te dan una pela,

Hay muchos que afirman que los concursos literarios son convenios de congratulación personal, es decir es un instrumento que sirve para congraciarse de acuerdo a sumos intereses.

Muchas veces los premios son políticos, se entregan por amiguismo, por intercambios prebendarios, sin tomar en cuenta el merito en sí y el valor literarios.

Por eso nos hemos dado cuenta que algunos galardonados no poseen trascendentales obras pero se han granjeado una simpatía personal a lo largo y ancho de su vida y eso le sustenta en todo, en la vida lo que vale se ha demostrado es la capacidad de empatía, la capacidad para fundirse socialmente, el que no tiene esta condición es hombre muerto en síntesis.

El veredicto de un certamen no debería ser inapelable, siempre se debe apelar, la ley siempre sostendrá el derecho de apelación de una persona, pero parece que los concursos literarios son la excepción, los jueces literarios son los tiranos más grandes que hay en la República por no permitir el derecho a apelar,

En nuestro país hay muchos concursos literarios unos que se entregan por trayectoria y otros por obras publicadas e inéditas, pero ninguno es una muestra fehaciente de la imparcialidad, todos buscan congraciarse con alguien, enarbolando la simpatía en primer plano y dejando para uno secundario la calidad literaria.

Hay que revisar eso, hay que corregir lo que esta mal.

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