domingo, 1 de abril de 2018

DE DONDE VINO?

¿De dónde vino? ¡Glup,glup! Sonaba insistentemente desde el fondo del río, una y otra vez, ¡Glup, glup! Unos Peces que por allí pasaban se asustaron ante aquel sonido extraño, así que decidieron devolverse, afectados ante aquella cosa sonora; otros peces que por allí transitaban, también decidieron devolverse, hasta que se armó un caos, pues ya de ese lado no quedaba forma de alimentarse. Uno de ellos decidió acercarse, pues el hambre era atroz y la lluvia había deslizado la basura hasta aquel lugar. Se acercaron sigilosamente, siguiendo al pez osado y notaron que de aquello que emanaba sonido no tenía aletas, ni pies ni manos, era algo inusual, un ser totalmente extraño y salieron todos despavoridos. Al día siguiente, hicieron una reunión y decidieron que por el bien de los cauces, de sus aguas, debían sacar al ser y trasladarlo a su hábitat, pero ¿Cuál es su hábitat, sino se sabe como llegó? Después de tanto alboroto, pensaron que aquello era una cría de lechuza y que ahí debía permanecer. Llamaron a las aves y le expusieron su preocupación, los patos reían y se mofaban de lo descuidada que son las lechuzas y que por su ceguera, probablemente no se había percatado. Los patos se sumergieron en lo profundo y con su pico, llevaron a la cría a su nuevo nido y lo colocan debajo de la lechuza sin que ésta se diera cuenta. De repente, escucha un ¡Glup,glup! Debajo de sus patas y se levanta atónita, mientras que los peces observaban desde sus aguas aquel espectáculo, le voceaban que ese era su hijo que se le había caído; luego se calmó y decidió retornar a su nido, allí con sus enormes ojos lo observó y se dio cuenta que no tenía pico ni plumas, así que enfáticamente dijo que no era su cria y empezó a picotearlo, mientras que la cria gritaba ¡Ay,ay, ay! Un perro que por allí pasaba escuchó el escándalo y empezó a ladrar para que la lechuza lo dejara de lastimar, ella airada con los peces y cansada de la burla de los patos, le pidió al perro que se lo llevara a su hogar y lo lanzó desde lo alto, él lo detuvo con los dientes y luego lo colocó en la tierra para observarlo y así llevarlo con sus verdaderos padres. La cria ya tenía pies y manos, le habían salido en el tiempo que permaneció incubado debajo de la lechuza; al verle, el perro decidió llevarlo con sus amos y lo introdujo en el vientre de la señora de la casa… Pasó el tiempo, y la señora trajo a la cría convertida en bebé al mundo, nació robusto, precioso, pero lloraba, lloraba tanto, como si el río fuese su verdadero hogar y quería hacerlo brotar de sus párpados, aleteaba, como si su naturaleza fuese pasear por los cielos y detenerse a observar los paisajes desde los árboles y la ternura que reflejaba, era la que le había transmitido el canino mientras lo cuidaba, y su belleza, era como la de sus padres; sin embargo, ellos también se sentían extraños y buscaban todas las formas posibles de comprender a su bebé, hasta que descubrieron, que no había que entenderlo sino aceptarlo, amarlo,cuidarlo, protegerlo, en lo que ellos indagaban el origen de sus actos. Fin ©Elsa Báez

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