Hoy en día ya no se observan los fenómenos explosivos conocidos globalmente como revolución, solamente pequeños conflictos políticos que los resuelve como primera instancia el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Una de las revoluciones más resonantes fue la de Nicaragua, conocida como la Revolución Popular Sandinista, hace ya 32 años, acaecida el 19 de julio de 1979. Los jóvenes en su gran mayoría fueron los que hicieron fumar la ideología marxista leninista.
Se les tildó de marxistas aunque no estaban supeditados enteramente a la ideología marxista porque sólo luchaban por tumbar la dictadura dinástica de los Somoza.
El hijo del último dictador Anastasio Somoza Portocarrero (El Chigüín) reside en Miami en un exilio político permanente. Desde ahí dirigió a la contrarrevolución para él tomar el poder y continuar el régimen familiar.
Los Somoza no pueden regresar al poder ya que hicieron mucho daño. Somoza Debayle desesperado se convirtió en un presidente apátrida al mandar a bombardear la propia tierra en que nació.
Cuando el Frente Sandinista de Liberación Nacional subió al poder con nueve comandantes, porque era una presidencia colectiva y después se unipersonalizó con Daniel Ortega, fueron muchos los logros alcanzados en la educación efectuándose la Gran Cruzada Nacional de Alfabetización sin precedentes en la historia, pues la mitad de Nicaragua había alfabetizado a la otra mitad. La Unesco reconoció esta labor de iniciativa popular, aunque lo de la mitad es en sentido metafórico, porque también participaron maestros extranjeros. La Comunidad Internacional jugó un papel trascendental en este orden local.
República Dominicana participó activamente en el proceso revolucionario de Nicaragua, todas la acciones voluntarias fueron dirigidas magistralmente por el Comité Dominicano de Amistad con Nicaragua.
En Nicaragua como en esta media isla repudiamos todo intento dictatorial, no pueden volver las dictaduras en ningún nivel porque estas son en síntesis un verdadero retroceso para la vida democrática de nuestros pueblos, no hay nada mejor que el conjunto de libertades a flor de piel.
Pues manos a la obra, para eso, tenemos que trabajar todos, no votando por ninguno, sino por alguien en quien nosotros creemos hará un buen trabajo con una visión altruista, es decir, en beneficio del otro y no del propio yo.
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