

Las elecciones se constituyen en un fenómeno loable por excelencia porque obliga a los políticos a barrer las calles, es decir, se efectúa un contexto de alteridad absoluta.
Hoy en día ya conocemos a los políticos como candadazos, pues a la hora de ser electos se olvidan facilmente de los votantes y se encierran en sus oficinas y al salir a las calles en las horas pico no conocen a nadie. Es una vocal y una consonante que cambia el vocablo, la a por la i y la z por la t, hay que reflexionar palmariamente en este affaire de la vida democrática de nuestro país.
Los políticos no pueden darse el lujo de trabajar a espaldas de la gente, el pueblo y solamente el pueblo es el empleador de êstos.
No se puede jugar con la Constitución, hay políticos que ofenden al pueblo con sus pareceres, el Tribunal Constitucional hará mucho a favor de nuestra Carta Magna. La vergüenza debe prevalecer en el ejercicio de los principales cargos públicos y así cuando arribe el tiempo de ofrecer las memorias decir que se ha trabajado por el pueblo y para el mismo únicamente sin ser descubierto certeramente con una cara de candado.
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